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¿Cometes este error frecuente con los gerentes? (evítalo antes que sea demasiado tarde).

Jul 05, 2022

Fue hace 20 años.

Cuando me llevé una sorpresa en mi primera reunión con un equipo nuevo de trabajo. Al dar una instrucción y sin esperarlo, una persona de perfil dominante me interrumpió levantando la voz.

¿Sabes cuál fue mi reacción frente a todos mis nuevos colaboradores? El silencio, pero consciente. Todos los presentes sabían la forma en la que reaccionaba este gerente, pero nadie se lo había hecho ver así.

Para mí era importante fijar las reglas de la comunicación en el equipo:

Las juntas son un acto de liderazgo.

La reacción de este Gerente fue tomar consciencia de su exabrupto y no supo qué decir después de la pausa, acto seguido se justificó tartamudeando.

Me sentí aliviado al saber que esta persona tomaba consciencia de sus actitudes, él estaba acostumbrado a llamar la atención de esa forma, era un primer paso para el cambio.

Me di cuenta lo importante que es tener conversaciones difíciles. Prepararse para ellas. En este caso tuvimos una sesión de retroalimentación posteriormente que resultó positiva para ambas partes. Tuvimos una plática uno a uno.

 

La preparación siempre es la clave.

Me preparé con anticipación: programé una hora en la que no estuviéramos cansados, reserve el tiempo necesario, anoté los temas que me interesaba platicar con él, algunas preguntas también.

Estaba con la actitud de escuchar atentamente su punto de vista también, el cual era válido.

Le hice varias preguntas y también señalé que su forma de actuar estaba perjudicando las relaciones dentro y fuera nuestra área.

Su reacción fue impactante para mí: tenía casi lágrimas en los ojos ¡Nadie se lo había hecho ver!

Tenía una gran zona ciega, no estaba consciente de lo negativo que era su comportamiento. Me pareció increíble que alguien que tenía más de 15 años en la empresa actuara así, sin que nadie le hiciera ver. A partir de tener esa conversación consciente la relación mejoró mucho, el resto del equipo se sintió tratado con justicia.

Las reuniones fluyeron de manera más amable, personas que se retraían de comentar por miedo a los gritos de este gerente empezaron a participar más.

Las conversaciones difíciles y retroalimentación son responsabilidad del líder, importante llevarlas a cabo, muchas veces las evitamos, pero están ahí, como un “elefante en el cuarto”. Muchos jefes la postergan indefinidamente y eso es un error.

Si no atacas un problema, el problema te atacará a ti, no evadas las plática de retroalimentación con la persona difícil de tu equipo.

Aprende a dar retroalimentación efectiva

Evita que te explote el problema. Guiar a tu equipo no siempre es cómodo o fácil.

Aprende a tener esas conversaciones difíciles. 

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